La que tenga el mejor regalo.
Esta tarde, antes de subirme al tren que en
5 largas horas me llevaría de Ourense a Madrid, estaba en el quiosco de la
estación escogiendo cual o cuáles serían las revistas que, junto con mis
auriculares, mi botella de agua y el bocadillo que mi abuela me había
preparado, me amenizarían el viaje.
Las de cotilleos fueron descartadas en
medio minuto, así como las de viajes y cocina. Decidí pues, centrarme en as
revistas de moda: Telva, Cosmo, Glamour, Elle, Vanity Fair…
Aunque reconozco que ELLE siempre me ha
parecido la más interesante y la que menos publicidad tiene, hoy he decidido
comprar Glamour. ¿Por qué? Muy sencillo, porque regalaba un estuche precioso de
colorete, sombras y lipgloss que, posiblemente, nunca abra ni use. Así mismo,
en diciembre, cuando me iba de Madrid a mi casa a pasar las vacaciones decidí
comprar Telva, porque tenía una agenda que parecía muy útil para este 2015 pero
que, a día de hoy, ni si quiera se donde está. Y así me ha pasado mil veces, y
como a mí, supongo que a todas las chicas que no sean muy fieles a una revista.
¿Por qué nos dejamos comprar por regalos
que, la mayoría de las veces sabemos que nunca llegaremos a utilizar?¿Nos hacen
falta 10 neceseres, 5 pares de chanclas, 7 bolsas de playa y 3 pintalabios?
¿Necesitamos la camiseta, talla única, que llevó nosequé famosa, nosequé día, y
que posiblemente nos quede peor que un saco de patatas con un cinturón? ¿Para
que queremos sombras de ojos de los colores del arcoiris si la última vez que
usamos sombra fue para hacer un baile en el colegio cuando estábamos en la ESO?
Pues, aunque parezca mentira, estos
“regalos” que nos hacen las revistas, muchas veces pesan más que el contenido
de las mismas, la portada, o incluso el precio. Debo reconocer que, hace unas
horas, cuando me leía la revista Glamour en el tren, sólo me pareció
interesante un par de entrevistas a Dakota y a Colín Farrel. El resto,
totalmente prescindible, la verdad.
- “Es posible que Elle tuviese más contenido…”
me decía a mi misma cuando cerraba la página 306 de una revista que me había
ventilado en media hora escasa.
Sin embargo, así somos las personas,
fáciles de engañar y de ganar con tonterías. Y como las revistas, mil
estrategias más de todo tipo de empresas nos compran día a día sin que ni
siquiera nos demos cuenta…. Pues, cuando lo hacemos, ya es demasiado tardo y ya
tienen ellos la sartén por el mango.
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